La dignidad humana inherente a los inmigrantes y a las personas que viven en la pobreza

June 05, 2024

5 de junio de 2024

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La dignidad humana inherente a los inmigrantes y a las personas que viven en la pobreza

A medida que la temporada electoral de 2024 se intensifica, la retórica contra nuestros hermanos y hermanas que migraron a los Estados Unidos desde otros lugares o que viven en la pobreza se está volviendo cada vez más deshumanizante. Por lo tanto, nos sentimos obligados a acompañar a los inmigrantes y a los pobres en nuestras parroquias, escuelas, vecindarios, lugares de trabajo y comunidades con el recordatorio constante de que los migrantes y los pobres tienen el mismo valor, igual dignidad y son amados igualmente por nuestro Dios, independientemente de su nación de origen, su estatus legal o económico.

Nos basamos en la visión misionera que San Pablo proclama audazmente a los Efesios (2, 19-20): "Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo." Éfeso, una ciudad portuaria, era un lugar donde convergían lenguas y culturas del antiguo Cercano Oriente. San Pablo las une en el naciente movimiento cristiano al fundamentar su dignidad humana inherente a través de Jesucristo.

Como nos recuerda el Vaticano en la declaración sobre la dignidad humana recientemente publicada, Dignitas Inifinita:

Antes que nada, según la Revelación, la dignidad del ser humano proviene del amor de su Creador, que ha impreso en él los rasgos indelebles de su imagen (cf. Gn 1, 26), llamándolo a conocerlo, a amarlo y a vivir en una relación de alianza con Dios mismo y de fraternidad, justicia y paz con todos los demás hombres y mujeres. En esta visión, la dignidad se refiere no sólo al alma, sino a la persona como unidad inseparable, y por tanto también inherente a su cuerpo, que a su manera participa del ser imagen de Dios de la persona humana y está llamado también a compartir la gloria del alma en la bienaventuranza divina. (18).

Los inmigrantes en el estado de Washington traen una cultura y un idioma que se suman a nuestras experiencias diarias como residentes. Nuestros hermanos inmigrantes realizan un trabajo de suma importancia: crían a su descendencia para que sean participantes productivos y activos en nuestras comunidades, y se unen a nosotros en la adoración, la recreación, la educación y todas las demás actividades de la vida diaria que se mejoran a través de nuestros encuentros. Acogemos al extranjero porque nuestro Dios nos pide que nos amemos unos a otros, que tratemos a los demás como queremos que nos traten a nosotros. Todos queremos ser vistos, ser comprendidos, que se reconozca nuestro valor.

Nuestros hermanos y hermanas que luchan para cubrir sus gastos del mes, también aportan dones, talentos y experiencias que amplían nuestras perspectivas y mejoran nuestras comunidades, si estamos dispuestos a ver a la persona y a Cristo dentro de esa persona y de nosotros mismos.

Les decimos a los inmigrantes y a las personas en situación de pobreza que vemos su humanidad, valoramos sus experiencias y perspectivas, y estamos con ustedes como nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Animamos a todos los católicos a vivir en fraternidad, justicia y paz unos con otros durante la temporada electoral y más allá de ella.

En el corazón de Cristo,

Rvdmo. Paul D. Etienne
Arzobispo de Seattle

Rvdmo Joseph J. Tyson
Obispo de Yakima

Rvdmo. Thomas A. Daly
Obispo de Spokane

Rvdmo. Eusebio Elizondo, M.Sp.S.
Obispo Auxiliar de Seattle

Rvdmo. Frank Schuster
Obispo Auxiliar de Seattle

Dignitas Infinita Declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana (2 de abril de 2024) (vatican.va)